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Karen Grimson y Craig Robins presentan “John Baldessari: El fin de la línea”

Por: Laura Garganta

Fotos: Francisca Vivo y Nicolás Vidal

Foto: Francisca Vivo

Karen Grimson, historiadora del arte con formación en la Universidad de Buenos Aires y el Courtauld Institute of Art de Londres, ha construido una destacada trayectoria en el mundo del arte a nivel internacional. Especializada en abstracción latinoamericana, ha trabajado en prestigiosas instituciones como el MoMA de Nueva York, donde participó en proyectos emblemáticos como las exposiciones de Joaquín Torres-García, Tarsila do Amaral y la donación de Patricia Phelps de Cisneros. Actualmente, se desempeña como Curadora de la Colección Craig Robins y Directora de Programación Cultural en el Miami Design District, cargo desde el cual impulsa diálogos culturales globales. Su compromiso con la difusión de artistas como John Baldessari se refleja en la exposición "El fin de la línea", que pone en valor el legado del icónico artista en el contexto sudamericano.

¿Cómo fue tu formación y carrera profesional?

Nací en Buenos Aires y estudié Historia del Arte en la UBA, en la Facultad de Filosofía y Letras, desde el 2006 hasta el 2010. En el 2010 me fui a hacer una pasantía al MoMA de Nueva York. El curador de arte latinoamericano, Luis Pérez Oramas, estaba trabajando desde el Departamento de Dibujos y estaba empezando una exposición de Lygia Clark, una artista brasileña. Trabajé con Luis durante ocho años: primero como pasante y después como investigadora y luego asistente de curaduría para la exposición de Torres García en MoMA, que viajó por España. Después hicimos Tarsila do Amaral y muchas más adquisiciones y programas. Él se fue en el 2018 y yo me quedé en el Departamento de Dibujos y Grabados y seguí trabajando para la nueva curadora de arte latinoamericano, Inés Katzenstein. Con ella hicimos la exposición de la donación de Patricia Phelps de Cisneros. En el 2020 me fui de Nueva York por la pandemia y seguí trabajando para MoMA a la distancia. Después me fui a hacer una maestría a Londres en Historia del Arte. Ahí escribí una tesis sobre una pintora argentina muy poco reconocida internacionalmente hasta ese momento, Sarah Grilo. Este año hicimos una exposición de Sarah Grilo en base a esa investigación en la Galería Lelong de Nueva York y, a partir de ahí, surgió una adquisición del Museo Metropolitano de Nueva York.

Cuando terminé la maestría me fui de Londres y empecé a trabajar con Craig Robins en Miami, en 2022. Tenía ganas de quedarme en Estados Unidos porque me di cuenta de que allí el campo laboral del arte es muy fructífero. Fui a Miami una semana a hacer visitas a colecciones y a museos, y empecé a relacionarme con gente de la escena local; así fue que llegué a la colección de Craig, quien me recibió fue la curadora anterior. Quedamos en contacto y dos meses después ella decidió irse; a partir de su salida entré yo. De esto ya han transcurrido tres años.

Foto: Francisca Vivo

Craig Robins es el mayor coleccionista de la obra de Baldessari, ¿qué otros artistas colecciona?

Baldessari fue el primer artista por el que él se interesó en coleccionar de manera panorámica, del que tiene una constelación de obras representativas de toda su carrera. Pero también coleccionó de manera similar a otros artistas como Kai Althoff, Richard Tuttle, Rirkrit Tiravanija, entre otros. Ahora está muy interesado en una artista alemana que se llama Jana Euler. 

Foto: Nicolás Vidal

¿Estas obras están exhibidas? ¿Qué otras actividades realizan?

En las oficinas donde trabajamos, en el distrito del diseño del que él es propietario, se exhibe la colección en dos pisos, es decir que el lugar de trabajo está planteado  como un espacio híbrido, donde la gente trabaja y también se exhibe arte. Todos los años preparamos una exposición en diciembre para la Semana del Arte, que es cuando viene mucha gente a Miami, como enero en Punta del Este. 

¿Cómo fue la decisión, entonces, de traer todo esto a Sudamérica?

Hacía mucho que él me decía de hacer una exposición de Baldessari fuera de la oficina. Esta exposición que hoy está en el Maca y que antes pasó por el Malba, sale de una muestra que se hizo en la oficina en 2020 en plena pandemia, el año en que murió John. Cuando esto sucedió, Craig decidió hacer una muestra de las 45 obras del artista en la colección. A partir de ahí surgió el interés de que esa muestra se hiciera a escala museográfica. Por cuestiones vinculares con mi región, el primer museo al que se lo presenté fue al Malba, en Buenos Aires, un museo con una gran concurrencia e infraestructura y, además, una curadora en jefe con la que yo había trabajado en el MoMA anteriormente, en la exposición de la Donación Cisneros, que es Marita García.

Foto: Francisca Vivo

¿Cuáles fueron las repercusiones de la exhibición en el Malba? 

Vinieron muchos artistas para quienes fue muy importante ver la obra en su propia casa. Y no eran necesariamente conceptualistas, como se dice de Baldessari, pero sí hubo muchos artistas visuales y plásticos, incluso diseñadores gráficos o gente del cine, que había oído hablar de él o había leído de él y que estaba viendo la obra en persona, en Argentina, por primera vez, eso fue muy emocionante. De la gente que leyó el libro y que lo conocía, escuché que es un testimonio del recuerdo que queda de él y que, en la medida en la que ese recuerdo se cuente, se mantiene vivo. Es un libro de testimonios de artistas del sur de América que tuvieron vínculo con John, como David Lamelas, Analía Saban y Alejandro Cesarco. Por otro lado, mi investigación se enfoca en las prácticas baldessarianas de fines de los ‘60 y principios de los ’70, que es su primer gran momento de quiebre absoluto con la tradición, y es cuando germina esta idea de “el fin de la línea”. A partir de este marco, repasamos una pequeña pero importante exposición que le dedicó el CAyC en Buenos Aires en 1974, hace exactamente 50 años, lo cual  da cuenta de un vínculo temprano de Baldessari con la región que es el puntapié inicial para poder pensar el legado de su obra desde el sur.

Foto: Cortesía Colección Craig Robins

¿Por qué es importante que la gente conozca su obra y esta exposición?

Pienso que está bueno que la gente se acerque a ver la muestra porque es un artista que no está representado en las colecciones regionales. Prácticamente no hay obra de Baldessari en los museos de Sudamérica y, considero que el contacto directo con la obra es fundamental. Además, la exposición y el catálogo son un puente importantísimo, porque proponen una traducción de la obra y el pensamiento de Baldessari (que tanto tienen que ver con el lenguaje) a una audiencia hispanoparlante. Para mí fue una gran responsabilidad articular esa traducción sin perder de vista su espíritu transformador. Creo que en el libro, sobre todo, alcanzamos esa intención de rendirle homenaje a su ímpetu disruptivo que hace que la obra hoy en día siga siendo tan válida y vigente como cuando se hizo.

Foto: Francisca Vivo

La muestra John Baldessari: El fin de la línea se podrá visitar en el Museo de Arte Contemporáneo Atchugarry desde el 4 de enero de 2025 hasta el 9 de febrero, en la sala del hall principal del museo.