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“No me atrae el dinero, me atraen los proyectos”

Documental “El Legado”, de Pablo Atchugarry

De la mano de una interpretación instrumental de “Cinema Paradiso”, uno de los grandes clásicos de Ennio Morricone, Ignacio González recibió al artista Pablo Atchugarry en la última emisión de la segunda temporada El legado. “Esta música me lleva a soñar que estoy en Italia, que es el puente de mi vida con Uruguay”, dijo el homenajeado al inicio del programa que se transmite por la web de El País y en sus perfiles de Facebook y YouTube. “Pero mi corazón está acá”, aclaró desde su asiento, ubicado en el escenario de la Sala Principal del Teatro Solís.

Tras ese comentario, el conductor invitó al escultor de 67 años a repasar su vida bajo la ya clásica premisa que define al formato que, además de la web de El País, se pudo ver cada viernes por Canal 10. “Shakespeare decía que la vida es como un gran teatro y que con el paso de los años, todos interpretamos roles”, le comentó antes de presentarle un pequeño álbum que reúne algunas de las fotografías que definieron su camino. Mientras se reencontraba con imágenes de su vida en Italia, algunos retratos familiares y unas cuantas postales de su obra, Atchugarry dijo, visiblemente emocionado: “Son como escenas de una película”.

Tras hojear las fotografías con los brazos cruzados y una sonrisa cálida y admirativa, se detuvo en una que le disparó una anécdota que resumió muy bien su vocación artística. Se trató de una imagen que registra una de sus tantas visitas a Carrara, el municipio de La Toscana italiana que esconde el mármol más preciado por los escultores. “Es un material de una gran pureza y luminosidad”, explicó.

Enseguida relató una escena de su niñez que, como aseguró, fue una especie de premonición. “El mármol es parte de mi historia, y mi relación se remonta a la Escuela José de San Martín, cuando me tocó hablar de Italia y mencioné el Lago de Como, que es donde vivo, y el mármol de Carrara, que es el material con el que trabajo. Era poco probable que un niño de 12 años de Montevideo lograra que esa historia se convirtiera en realidad, pero sucedió”, dijo con un tono celebratorio.

Luego, González lo invitó a pasar a “El espejo”, el primer acto de El legado. “Fui haciendo pasos pequeños y la escalera se fue haciendo de poco”, comentó antes de enfrentarse a su reflejo. “Sigo soñando con el museo de la Fundación (Atchugarry) porque quiero dejarle a Uruguay un mojón cultural para las nuevas generaciones”, dijo sobre el proyecto que inaugurará el 8 de enero de 2022 en el espacio ubicado en Manantiales (Maldonado).

Al momento de sentarse frente al espejo, González le propuso que hablara de su niñez. “Yo era muy tímido, y tenía muchos animales domésticos:conejos, patos, gallinas y ovejas. Cada vez que se morían era un balde de lágrimas, pero así empecé a comprender el ciclo de la vida. Por eso convivo con la muerte y busco a mis seres queridos que ya no están en las estrellas. Es una forma de conectarme con ellos”, aseguró.

Tras esa instancia, que incluyó una reflexión en torno a la concepción del destino —“Siento que hay páginas que ya están escritas, pero otras las escribimos nosotros sin ser conscientes”, dijo—, el entrevistador lo llevó al palco presidencial del Solís para ver una representación de un momento clave en su vida. Desde el escenario, dos actores recrearon la escena que derivó en la célebre fotografía que Ferruccio “Fuccio” Musitelli le tomó al escultor cuando cargaba un pieza de mármol en un coche de bebé. “Esta foto va a quedar en la historia”, dijo el actor que interpretó al fotógrafo. “Jamás vi un pedazo de mármol paseando en un cochecito de bebé”. 

Con lágrimas en los ojos y la voz quebrada, recordó ese día en Italia y dijo: “Siempre busqué el desafío. Primero yéndome del país y luego buscando los bloques más grandes para trabajar. Me emociono al ver esta representación porque me hace volver al pasado, y Mustelli fue importante porque fue la mano que siempre me dio confianza”.

El siguiente acto de El legado transcurrió en la sala Zavala Muniz, donde el homenajeado se enfrentó a una serie de proyecciones inspiradas en su vida. Repasó su relación con la muerte, recordó cómo acompañó a su padre en la última etapa del cáncer terminal y habló de su concepción del tiempo. “Es la relación entre nuestro pasado y futuro, y lo que nos marca la posibilidad de hacer nuestros sueños realidad”, aseguró.

Finalmente, Atchugarry volvió al escenario de la sala principal del Solís para hacer un balance del camino recorrido. Consultado sobre las obras que ha vendido por millones de dólares, respondió: “La plata es un medio para hacer cosas, pero no me atrae el dinero; me atraen los proyectos como construir un museo o hacer una fundación.

Al respecto de cómo le gustaría ser recordado, comentó: “Me interesa dejar dos legados, uno es la obra y el otro la fundación, que es algo que soñé hace 15 años. Me gustaría que me recuerden como alguien que trabajó muy fuerte. El resultado será juzgado más adelante”.

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