En diálogo con periodistas y público, habló de su trabajo con el mármol, de su itinerario entre dos países y de su gran proyecto: el MACA.

Es difícil sintetizar en pocas líneas la trayectoria de Pablo Atchugarry (Montevideo, 1954) que ha sido imparable desde sus inicios en la pintura cuando era niño, pasando por sus primeras esculturas a los 20 años, hasta llegar a sus obras monumentales en mármol. Tal vez el mejor símbolo de todo su itinerario artístico sea el Museo de Arte Contemporáneo Atchugarry en Manantiales, más conocido por su sigla: MACA.

“A los 11 años, mi padre presentó dos de mis cuadros al Instituto General Electric, donde estaba Ángel Kalenberg, una muestra de jóvenes y niños. Ahí comencé el camino de la pintura. También hice mis primeras esculturas con materiales pobres como la arena y el portland. Más que esculpir, modelaba”, recordó Pablo Atchugarry el martes 19 en el primer encuentro de Afer Culturales de Búsqueda. En Magnolio Sala, respondió preguntas de los periodistas y también del público.

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