MACA

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Museo de Arte Contemporáneo Atchugarry: secretos de un espacio que dialoga con el pasado y el futuro

EN UN PREDIO DE 45 HECTÁREAS UBICADO EN MANANTIALES, EMERGE EL MUSEO MÁS MODERNO DE URUGUAY, UN IMPONENTE EDIFICIO SOÑADO POR EL ESCULTOR PABLO ATCHUGARRY Y DISEÑADO POR EL ARQUITECTO CARLOS OTT, QUE YA SE CONVIRTIÓ EN UN ÍCONO CULTURAL Y TURÍSTICO DE LA ZONA.

La ruta arbolada 104, en Manantiales, es el anticipo de lo que será una verdadera experiencia sensorial. Así se siente al recorrer el museo más vanguardista de Uruguay: el Museo de Arte Contemporáneo Atchugarry, más conocido como MACA. Ubicado en el km 4,5 como si fuera una gran arca futurista de 5.000 metros cuadrados, el edificio central –inaugurado hace dos años– dialoga en perfecta armonía con las ondulaciones de la geografía charrúa. Las vigas de madera de eucalipto uruguayo, procesadas en Francia, parecen flotar en ese enorme mar de césped que lo rodea.

Su creación es una obra imaginada por el escultor Pablo Atchugarry y diseñada por el arquitecto Carlos Ott, reconocido por construir el edificio de la Ópera de la Bastilla de París y diseñar el Aeropuerto de Ushuaia en la Argentina. El museo es el sueño cumplido de estos dos creadores uruguayos y una expansión de aquellos inicios, cuando Pablo plantó su taller en tierra uruguaya y creó la Fundación Atchugarry, allá por 2007.

Un dato no menor: su entrada es libre y gratuita, y está abierto todo el año, por eso se vuelve imperdible su visita para quien esté recalando por estos pagos. “Es una iniciativa privada pero que mantiene las tradiciones uruguayas de espacios democráticos, porque no sólo la entrada es gratuita, también todas las actividades que se realizan: el cine, teatro, exposiciones. Como nosotros creemos que estamos en un proceso formador de público, nos parece que es más adecuado que no haya ningún tipo de barrera para que la gente se acerque”, asegura su director artístico, el arquitecto Leonardo Noguez.

EL SUEÑO DE UN ESCULTOR

El MACA nació de una iniciativa particular de Pablo Atchugarry. “Él emigró a Italia muy joven, hizo una gran carrera ahí, sobre todo como escultor en mármol blanco de Carrara, su sello identitario. Y si bien siempre tuvo una relación muy estrecha con Uruguay, en 2003 al representar al país en la Bienal de Venecia, de alguna manera sintió el llamado a querer, o intentar, hacer algo en su país”, comenta el director del museo.

La búsqueda de un lugar en una zona rural donde pudiera poner su taller, sin molestar a los vecinos, lo llevó a elegir este sitio privilegiado, donde también pudo cumplir el deseo de hacer una sala de exposición que permitiera apoyar a jóvenes artistas.

“Lo que él había sufrido en carne propia, ese camino difícil de golpear puertas, de tratar de hacerse conocer, toda la experiencia que él había tenido de tantos años en Europa, trató de trasladarla a Uruguay, porque, lamentablemente, ese mecenazgo de los artistas no está tan desarrollado. Con esa modesta intención se inició el museo. Todo esto fue creciendo, se fueron sumando nuevas esculturas, nuevos pabellones, se crearon áreas educativas porque nos dimos cuenta de que era un lugar propicio para fomentar un tipo de educación no formal, vinculada a la creatividad”, señala Noguez.

El MACA no solo tiene el mérito de ser el más moderno de Uruguay, el año pasado la revista Condè Nast Traveler lo eligió como uno de los mejores museos nuevos del mundo, y el estudio Ott obtuvo el premio Luxury Lifestyle Awards por su diseño. Además de sus cuatro salas de exposiciones, el edificio cuenta con una cafetería con una vista privilegiada del parque, una sala multifuncional con un cine que puede recibir a 75 espectadores, una tienda y una gran terraza al aire libre.

El Pabellón 1 está dedicado a muestras más experimentales, justamente tratando de mantener ese espíritu inicial de fomentar a jóvenes artistas, de llevarlos a hacer su primera exposición. En la colección permanente se pueden encontrar variadas obras de artistas como Gonzalo Fonseca, Julio Le Parc, Carlos Cruz Diez, Frank Stella, Ernesto Neto, Wifredo Lam, Guillermo Kuitca, entre otros.

Hay un pabellón, con obras de Pablo Atchugarry, y una sala que se está reformando que será un auditorio cubierto con capacidad para 200 personas. También el museo cuenta con un auditorio al aire libre, con espacio para entre cuatro y cinco mil personas, donde se realizan ciclos de música, ópera, ballet y cine.

ARTE Y NATURALEZA

La primera impresión del Parque Internacional de Esculturas impacta. La mirada se pierde por las 45 hectáreas con senderos que suben y bajan, donde se distribuyen unas 60 esculturas en todo el predio, que incluye un lago donde carpinchos y garzas viven en libertad. “Todo el parque va cambiando, porque se van sumando obras; y además del sello de Atchugarry, hay trabajos de más de 50 artistas de distintas nacionalidades: italianos, españoles, argentinos, brasileños y, por supuesto, uruguayos”, señala Noguez.

Actualmente, se está construyendo una instalación del argentino Leandro Erlich, llamada La huella, que se inaugurará próximamente. El parque también posee obras de grandes artistas, entre ellos, Arman Fernández, Octavio Podestá, Edgar Negret, Jorge Riveros, Ignacio Díaz de Rábago, Mauro Staccioli, Miguel Ángel Battegazzore, Gyula Kosice, Alicia Penalba y Enio Iommi.

En el parque está la capilla, diseñada por el arquitecto Leonardo Noguez, y en su interior se impone la escultura de Atchugarry, La piedad: una obra esculpida en un bloque de doce toneladas de mármol de Carrara, realizada en Lecco, Italia, entre 1982 y 1983.

TEMPORADA 2024

Este verano habrá varias exposiciones en paralelo. En el Pabellón 1 se expondrán instalaciones y montajes del artista danés contemporáneo Adam Jeppesen. También expondrá Bruno Munari, un artista italiano que está presente en el Parque de Esculturas desde el inicio, y también en la colección permanente del museo.

El plato fuerte será El descubrimiento de sí mismo, la exposición conmemorativa por los 150 años del nacimiento de Joaquín Torres García, el gran artista moderno uruguayo, ícono plástico del Uruguay. Es una muestra curada por Aimé Iglesias Lukin y Cecilia Rabossi, ambas argentinas.

“Nos gustaba que hubiera una mirada nueva y vista desde otra perspectiva, desde otro lugar geográfico. Va a haber unas 140 piezas entre documentos, obras de museos, colecciones privadas y del archivo personal. Mucho material es inédito y muestra otra faceta, tal vez más íntima, de este artista que ha quedado en la retina de todos los uruguayos con su América invertida y nuestro Norte es el Sur. Es un personaje totalmente popular”, explica Noguez. El 5 de enero fue la gran inauguración de todas las muestras, que estarán hasta marzo.

Como reflexión final, Leonardo Noguez dice: “Nuestra idea es que el MACA se convierta en la caja de resonancia de nuestra sociedad, que sea el lugar donde se debatan los desafíos que tiene el mundo por delante. Donde se traten los temas que nos preocupan con una visión artística, es decir, con total libertad, sin límites, sin censuras, y donde uno aprenda a convivir. Porque también es una lección de convivencia ver el punto de vista de las otras personas”.