Pablo Atchugarry: 'El arte tiene la oportunidad de proponer su propia idea de futuro'
El gran escultor uruguayo dice a La Domenica: "Sin estudiar y entender los materiales, una persona no puede tener una idea de lo que realmente puede crear"
Uno de los artistas más significativos de esta época, con obras expuestas en los principales museos internacionales, a Pablo Atchugarry siempre le ha gustado experimentar con nuevos materiales y lenguajes a través de sus esculturas. Pero esta vez el reto era decididamente especial: Mercedes-Benz pidió a este montevideano de 69 años que creara obras inspiradas en el 300 SL Alas de Gaviota, el famoso modelo con puertas de ala de gaviota. El resultado de este diálogo entre escultura y automovilismo se presentó en su taller de Lecco, donde Atchugarry vive desde hace 45 años, ante expertos en la materia que quedaron entusiasmados por las referencias a la aerodinámica y los colores típicos de los automóviles reconvertidos al mundo del arte. Con polvo de mármol aún en la ropa ("un compañero de vida mío", dice bromeando), el maestro uruguayo habla de sí mismo a La Domenica.
Maestro Atchugarry, el último reto que ha asumido es la creación de dos esculturas inspiradas en las formas del emblemático Mercedes 300 SL Gullwing.
"Partí de la idea de un diálogo entre dos mundos aparentemente diferentes, pero que en realidad tienen muchos puntos de contacto. Las puertas 'ala de gaviota' y las formas casi escultóricas hicieron del 'Gullwing' un coche clásico cuyo diseño ha trascendido el tiempo, no siguiendo una moda sino algo más profundo. Que en cierto modo es precisamente lo que persigue constantemente el arte. Y en mi trabajo existe esa búsqueda de la belleza y la elegancia que también veo en este coche.
Una búsqueda que también pasa por la elección de los materiales y las figuras estilísticas. Al igual que en la Fórmula 1, en el arte intentas redefinir los estándares.
Exacto. El trabajo de un artista requiere una evolución continua, pero no puede liberarse del pasado, que es necesario para entender dónde estamos ahora y las direcciones que hay que tomar. En las obras que he presentado hoy, he trabajado los bronces con fundición a la cera perdida, un proceso que se remonta al 500-400 a.C. y que he completado cambiando la piel de las esculturas. Creando así ese punto de encuentro entre arte y diseño que fue la base de mi trabajo".
De sus palabras se desprende hasta qué punto la creatividad requiere un conocimiento profundo de los materiales con los que se trabaja.
"La realidad es que sin el estudio y la comprensión de los materiales una persona no puede hacerse una idea de lo que realmente puede crear. Invertí años en aprender todo lo que podía sobre los mármoles que iba a utilizar: incluso un detalle aparentemente superfluo puede marcar la diferencia. Un capital de conocimientos que me permite hoy saber qué hacer cuando me enfrento a un bloque de 30-40 toneladas, si ya tiene un defecto o una criticidad a la que debo prestar especial atención. Además de las dificultades que puede haber en cosas más pragmáticas, como moverlo durante la fabricación o el transporte final. El conocimiento del mundo del bronce o de los minerales ha sido fundamental y me ha lanzado a nuevos retos que han enriquecido mi trabajo".
Hablando de materiales: al vivir en Lecco, está cerca del Tesino, que cuenta con varias canteras. ¿Ha pensado alguna vez en utilizar piedras del Tesino?
Conozco muy bien la tradición de los canteros y escultores del Tesino y su contribución al mundo del arte. Pero el mármol es un material muy difícil de conocer, y por eso ahora sólo trabajo con los cuatro tipos en los que he invertido mis años de estudio: el estatuario de Carrara, el negro de Bélgica, el Bardiglio de Garfagnana y el rosa de Portugal. Pero nunca se sabe: no descarto trabajar algún día con piedra del Tesino, una tierra a la que estoy unido...".
En efecto, existe un vínculo, también artístico, entre el Tesino y Uruguay...
"Baste pensar en José Belloni, nacido en Montevideo pero originario de Lugano, adonde regresó para estudiar en la Escuela Cantonal de Arte, antes de volver a Uruguay para crear obras maestras como La Carreta y Guillermo Tell, manteniendo un contacto constante con el Ticino a lo largo de toda su vida. Los dos países tienen un hilo indisoluble: también tengo muchos amigos en la Suiza italiana, como el marchante Carlo Repetto y Riccardo Braglia. Incluso hice un altar para una capilla privada: ¡volver es siempre un placer y me fascinan sus paisajes!
Desde luego, no es especialmente complicado encontrarle en su taller de Lecco, una ciudad que se ha convertido en su hogar.
"Llevo aquí 45 años, toda una vida. Al principio me llamó la atención el paisaje, con esas montañas rodeando el lago. Luego vinieron las amistades y el conocer a la gente, que influyeron en mi forma de vida y en mi rutina diaria. Creo que mi estancia en Lecco fue necesaria en la evolución de mi trabajo. Precisamente por eso he querido celebrar estos 45 años míos con una exposición personal que he titulado "Una vida entre Lecco y el mundo", haciendo de la ciudad la protagonista de esta muestra: mi agradecimiento personal a una zona que me ha acogido con gran calidez".
Son precisamente los buenos sentimientos los que influyen en la vida de las personas. ¿Quizás por eso precisamente el arte, en un momento complicado de la historia, reivindica su importancia en la sociedad?
"Hay mucha maldad en el mundo, parece que la humanidad aún no ha aprendido a convivir sin guerras y desgraciadamente las crónicas recientes así lo demuestran. El arte, sin embargo, tiene la posibilidad de proponer su propia imagen y su propia idea del futuro: tal vez no sea decisivo para cambiar las cosas inmediatamente, pero puede influir e inspirar la vida de muchas personas, abriéndoles la mente y haciéndoles apreciar la belleza del mundo. Y esto, créanme, no es poca cosa".
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