La paloma de la paz de Atchugarry vuela desde Lecco al Vaticano
El papa León XIV recibió como regalo una paloma de la paz realizada por el escultor Pablo Atchugarry, de origen y raíces uruguayas, pero ya lecchese a todos los efectos, ya que reside en nuestra ciudad desde hace más o menos cincuenta años. La entrega de la escultura, realizada en bronce y pintada de blanco, tuvo lugar el viernes 17 de octubre, con motivo de la audiencia concedida por León XIV al presidente de Uruguay, Yamandú Orsi.
La paloma es uno de los motivos más presentes en la obra de Atchugarry —que comenzó como pintor y ha dedicado su vida a la escultura— y, en particular, la paloma de la paz es un verdadero proyecto al que el artista se ha dedicado en los últimos años, con el sueño de llegar con sus palomas a todos aquellos que a lo largo del tiempo han trabajado por la paz en el mundo. Incluso a aquellos que ya no están. Y otro de sus sueños era regalar una paloma al pontífice.
La historia de las palomas por la paz nace de un hecho increíble que se cuenta en una película producida por Sky Arte. En 1939, justo al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, un barco alemán con un águila como proa fue hundido en el golfo de Montevideo. Durante décadas no se volvió a hablar de ese naufragio, hasta que hace unos años un buzo recuperó el rostro y se lo entregó al presidente de la República del Uruguay, Luis Alberto Lacalle Pou, quien tuvo la idea de entregárselo a Atchugarry para que transformara ese águila rapaz en una paloma de la paz. El proyecto no llegó a buen puerto por varias razones, entre ellas el hecho de que ese rostro se consideraba un hallazgo histórico y, por lo tanto, debía conservarse tal y como estaba.
Sin embargo, Atchugarry decidió dedicarse de todos modos a la creación de palomas de la paz. Desde entonces ha realizado una gran cantidad, en mármol o bronce, de todos los tamaños, desde las más pequeñas, que caben en la palma de la mano, hasta las gigantescas, como la que donó al Papa.
El embajador uruguayo en el Vaticano actuó como intermediario y apoyó el proyecto, haciendo realidad finalmente el sueño del escultor de Lecco.
Tras su encuentro con León XIV, Pablo Atchugarry, ciudadano ilustre de Lecco desde 2023, voló a México para pasar unos días. Regresará pronto a Italia, ya que el 23 de octubre está prevista en Brera la presentación del catálogo razonado de todas las esculturas realizadas a lo largo de todos estos años.
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