Pequeño pero monumental: Pablo Atchugarry
En el Palazzo delle Paure, toda la producción del artista uruguayo, desde las pinturas figurativas de sus inicios hasta las esculturas de mármol de las últimas décadas.
En 1982, el escultor uruguayo Pablo Atchugarry (Montevideo, 1954) se trasladó a Lecco, ciudad que ya se había convertido en su lugar preferido de la Península cuatro años antes, con ocasión de su primera exposición individual en Italia dedicada a la pintura. Fue precisamente en esos años cuando el artista había empezado a utilizar el mármol para sus obras (la primera fue "La Lumière" en 1979) en lugar de los primeros trabajos realizados principalmente en cemento y arcilla y precedidos por las pinturas figurativas de sus inicios, creadas bajo la influencia de su padre Pedro.
Un material, el mármol, que sin duda define la producción de las últimas décadas de Atchugarry, como se comprende fácilmente en la exposición antológica 'Pablo Atchugarry. Una vida entre Lecco y el mundo" (catálogo Skira), organizada en el Palazzo delle Paure, donde podrá visitarse hasta el 12 de noviembre. La exposición, comisariada por el propio artista en colaboración con Alessio Gilardi, es ante todo un homenaje a la ciudad de Lecco, que alberga desde 1999 el Museo y Archivo Pablo Atchugarry, así como un minucioso análisis de toda su producción con obras desde 1978 hasta 2023. Esta se desarrolla en salas dedicadas en primer lugar a las primeras obras pictóricas, figurativas, pero en las que a menudo se evidencian los pródromos de esa cultura de lo abstracto que pronto se convertiría en su rasgo distintivo junto a la monumentalidad incluso en el pequeño formato.
Pero antes de su etapa de madurez, a partir de 1971, Atchugarry profundizó en su transición a la "plástica" a través, por ejemplo, de la escultura "Caballo", realizada en cemento, soporte al que pronto añadió arena, hierro y plomo. Pero, como decíamos, desde finales de los setenta y de forma más madura desde finales de los ochenta, inició una verdadera producción escultórica monumental, realizada en mármol, especialmente de Carrara, así como en bronce y madera. Estas son las obras que completan la exposición en Lecco, que incluye también la presentación de obras al aire libre para completar el amplio excursus con la relación entre forma, materia y luz como centro.
Como dice el crítico David Anfam en extrema pero eficaz síntesis: "En el modelo de Atchugarry, la piedra materializa la luz, la luz es la vida y ésta, a su vez, presupone el tiempo". Estas son, como se ha dicho, las características fácilmente reconocibles de las esculturas "llenas de esperanza, positivas", como afirma el crítico Marco Meneguzzo. El público puede comprobarlo directamente en obras expuestas aquí como los numerosos "Sin título" en mármol y bronce de pequeñas y grandes dimensiones, además de numerosos óleos sobre lienzo de finales de los años setenta.
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